Llevo meses de retraso, lo sé. Tenía esta novela más que olvidaba y pido perdón a esas personas que estuvieron esperando el capítulo 13... el cual voy a escribir pero en otra pagina diferente a esta. Puesto que empecé otro blog y voy a hacer algunos cambios en esta historia, con es solo propósito de mejorarla. La trama y la tensión entre Allison y Harry será la misma, pero pequeños detalles van a cambiar. Mi consejo sería volver a leer la historia desde el principio según la vaya subiendo el nuevo blog. El cual dejo el link aquí: Recuérdalo
Muchísimas gracias por leer y espero que sigáis haciéndolo. Mañana mismo subiré el prólogo y el domingo el capítulo I. Después iré subiendo cada semana y si alguna no puedo avisaré en el blog.
Besos, Selene :)
Recuérdalo
Deja que tus pasos sean los que guíen tu destino
sábado, 22 de marzo de 2014
lunes, 18 de noviembre de 2013
Capítulo 12
La nieve caía delicadamente y se posaba suavemente en el
suelo de Londres. Mi chocolate del Starbucks
calentaba mis manos que, aunque estaban recubiertas por unos guantes de lana,
tenía frías.
Veía a los niños y niñas pequeños corretear por el
parque, se les veía sin preocupaciones, felices. Sus padres, con los paraguas, les
miraban a unos metros de distancia. Algunos estaban con sus móviles, otros
hablando con otra persona que, seguramente, era la madre de algún niño que
estaba por allí.
Sonreí al ver como un niño pelirrojo escondía tras su
espalda una flor y se acercaba con cuidado a otra niña que estaba sentada
esperando su turno para poder montar en el columpio.
Aquella era la vida que yo quería para Tom. Él se la
merecía, no estar en un orfanato y, de vez en cuando, ir al hospital por sus
problemas asmáticos.
El móvil sonando me sacó de mis pensamientos. Pensé en
ignorarlo, pero me di cuenta que podrían ser nuevas noticias sobre el estado de
Tom y lo cogí sin mirar quien era.
-¿Diga?-pregunté.
-Allison.
Una voz grave y que no reconocía era la que hablaba al
otro lado de la línea.
-Sí, soy yo.
Pí, pí, pí…
Frunciendo el ceño aparté el móvil de la oreja y miré la
pantalla, esa persona había colgado. Fui al registro de llamadas, para
comprobar si tenía el número guardado pero, como pensaba, no era así. Eso habías
sido raro.
***
Un par de semanas más pasaron. La misma rutina se
repetía. El estado de Tom volvió a ser normal y ya había vuelto al orfanato.
Los ensayos en The Royal Ballet
fueron siendo mejores día tras día para mí y no recibí una amenaza más de Grace,
aunque sí alguna queja sobre mis pasos de baile. Tampoco tuve más llamadas
misteriosas desde un móvil desconocido.
Con Harry todo era normal. Quedamos casi todos los días,
incluso en esos dos domingos quiso acompañarme a ver a Tom. ¿Para qué mentir? Ese
chico me estaba empezando a gustar y lo peor es que cada día que pasaba ese
sentimiento aumentaba. Matt no estaba de acuerdo con que pasara tanto tiempo
con él, mientras que a Eve le encantaba. Esos dos eran tan diferentes… ¿Cómo
podían quererse tanto? Bueno, ya sabéis lo que dicen “los polos opuestos se
atraen”.
-Amor… Amor… Vuelve-una mano se agitó en frente de mi
cara y le miré. Esos ojos verdes penetrando en mí-vamos a tomarnos un descanso,
eh-dijo con cierto humor.
-Mejor podíamos acabar por hoy. Estoy agotada.
-Como quieras-pasó una mano por sus rizos dejando caer
pequeñas gotas de sudor en el suelo.
Me levanté y como acostumbraba hacer desde hacía unos
días me dirigí a la ducha sabiendo que cuando saliera Styles aún estaría en mi
casa. Lo gracioso es que siempre le encontraba haciendo algo diferente: el
salón con la televisión, con el ordenador, comiendo algo en la cocina, bailando
en la sala, durmiendo en el sofá… Había infinidad de posibilidades y me
preguntaba cuál sería la de ese día.
***
El pelo me goteaba y el pantalón del pijama se arrastraba
por el suelo según caminaba por el pasillo hacia el salón, allí no había nadie.
Seguí mi camino hasta el pequeño cuarto que tenía donde estaba la lavadora y el
tendal, abrí la puerta y tampoco había nadie.
-¿Se puede saber qué estás haciendo?-preguntó su voz
detrás de mí mientas comenzaba a reír. Me giré poniendo los ojos en blanco.
-Solo te buscaba.
-¿En el cuarto de la lavadora?-me encogí de hombros.
-Siempre estás en una parte diferente de MI casa.
-Ya, pero… ¿en el cuarto de la lavadora?-levantó una ceja
continuando con sus carcajadas.
Fui un poco mosqueada hasta el sillón y me senté. Cuando
él se tranquilizó volvió a hablarme.
-En fin, estaba en la cocina, haciendo café.
En ese momento caí en la cuenta de las dos tazas que llevaba
en la mano y me tendió una de ellas. El café no me daba mucho más, pero por no
hacerle el feo lo bebería.
-Bueno-continuó-el tuyo es chocolate, sé que el café no
te gusta.
Le miré confundida. ¿Cómo lo sabía? Nunca se lo había
dicho. Él no había vuelto a decir algo que yo no le hubiese contado anteriormente
hasta aquel día.
-¿Cómo…?
-Te lo diré si vienes mañana conmigo-me interrumpió.
-¿A dónde?
-Confía en mí. Mañana es sábado, no tienes nada que hacer…-se
calló. Tomó aire, como si lo que fuera a decir a continuación fuera todo un
reto-pasa el día conmigo.
-¿Me estas pidiendo una cita, Styles?
-Por una más…-señaló a su alrededor con un vago gesto-te
recojo a las diez, trae ropa cómoda y no me hagas esperar. Con lo tardonas que
sois las mujeres…
Y dejándome con la palabra en la boca se levantó del sofá
y se marchó por la puerta. Con la taza de café totalmente llena sobra la mesita
de cristal.
Resoplando cogí el mando y encendí la televisión mientras
bebía el chocolate que me había preparado Harry. Cuando el capítulo de Castle llegó al final el líquido de la
taza también, pero una bonita sorpresa me aguardaba en el fondo de la misma:
“Buenas noches, amor. –Styles.”
***
-¿Entonces no tienes ni idea de a dónde vas?
-No.
-Ali, sabes que él me cae bien pero no sé si es buena
idea que te vayas por ahí con él un día entero-la preocupación en su voz era
bastante visible y lo entendía. La verdad es que yo también estaba igual, en
cierto modo, pero también me encontraba intrigada por donde se la había
ocurrido llevarme.
-Por eso te lo digo, Eve. Si me pasa algo, si no vuelvo o…
yo que sé. Sabes con quien voy a estar y que decirle a la policía.
-¡No seas ridícula!
-Vale, vale. Yo solo lo digo-Evelyn resopló y se levantó
del taburete blanco en el cual estaba sentada.
-Ali, me vuelvo a la cama. No sé por qué me despiertas a
estas horas si sabes que no respondo. Pásalo bien con Harry y cuando vuelvas avísame.
Si no vuelves mándame un WhatsApp… ya me entiendes-me guiñó uno de sus grandes
ojos marrones.
- Si anda, vete a dormir que ya estás diciendo
estupideces.
Ella se marchó y yo volví a la habitación a ponerme la
bufanda y unos guantes. Además, como hoy no llovía ni nevaba cogí el casco
imaginando que Harry cogería la moto para ir a donde quiera que fuera a
llevarme.
El timbre sonó cinco minutos después y sabiendo que era
él salí del apartamento, cerrando la puerta con la llave y bajando las
escaleras con tranquilidad. Aunque lo que más bien quería hacer era ir saltando
los escalones de dos en dos, de tres en tres, daba igual. Quería hacer lo que
más rápido me llevara hasta Harry. Pero por no parecer desesperada me contuve.
Como me imaginaba él me estaba esperando sentado en uno
de los asientos de cuero negro de su moto.
-Buenos días, Styles.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Capítulo 11
La habitación blanca, a juego los muebles, y el gran
ventanal que tenía daban la sensación de que la luz no entraba por la ventana,
sino que salía de las propias paredes y del suelo. Tenía la impresión de que la
habitación brillaba.
Tom estaba echado en la única cama que había, tapado con
sábanas blancas también. Estaba durmiendo y a juzgar por la expresión de su
cara parecía estar teniendo un sueño tranquilo. Veía desde el final de la cama como su pecho subía y bajaba rítmicamente.
De repente, todo cambió. Las luces del techo se apagaron.
Una de las ventanas se cerró de golpe, dejando tras de sí un fuerte sonido que
retumbó en toda la habitación. El cielo se tornó gris y una tormenta empezó a
caer sobre la ciudad de Londres, pero yo no me extrañé. Me paseé tranquila
hasta que estuve junto a Tom y le toqué suavemente la mejilla, mientras las paredes
de la habitación se teñían de negro y todo se iba haciendo más pequeño, incluso
nosotros. Tom abrió los ojos rápidamente, cuando notó mi mano en él, pero eran
negros y, entonces, fue cuando el miedo me invadió. Me giré hacia la puerta,
pero había desaparecido, volví a dar media vuelta y él había desaparecido. La
respiración se me agitó y noté como el aire, poco a poco, iba desapareciendo,
como mis pulmones se cerraban impidiendo el paso de oxígeno a ellos.
Despierta, despierta…
Empecé a escuchar un pequeño sonido que, mientras todo disminuía de
tamaño, se hacía más grave y alto.
Despierta,
despierta…
Abrí los ojos, bastante aturdida. Por mi cabeza aún
pasaban imágenes de ojos negros y habitaciones blancas. Me di cuenta de que mi
cuerpo estaba cuidadosamente colocado encima de un sillón granate, arropado con
una manta que no cubría mis piernas.
-Era solo una pesadilla.
Miré a la personas portadora de la voz, sus ojos verdes
reflejaban preocupación y su mano, tras decir aquello, fue hacia mi frente,
apartando el pelo que, por el sudor, se había pegado a ella.
-Estoy bien-intenté sonreír, para hacer que eso fuera
creíble. Quizás físicamente lo estuviera, pero mi interior no.
Me quité la manta y me levanté, recibiendo un pequeño
mareo a cambio de mi prisa. Su mano sujetó mi brazo cuando me caí de nuevo en
el sillón.
-No, no lo estás. Necesitas comer, bueno, ahora ya…
cenar. Mery ha vuelto al orfanato-me dijo.
Harry tenía razón. Me salté la comida por estar con Tom o
conseguir información de los médicos. Desgraciadamente, la segunda opción no se
había podido llevar a cabo.
Me puse en pie, esta vez teniendo más cuidado y
acercándome a la cama de la habitación, donde Tom dormía con la máscara de aire
en su cara.
-Además-prosiguió-te prometí explicaciones en la comida.
En vista de que eso no puedo ser, he decido pasarlo a una cena en la cafetería
del hospital-reí por el tono irónico que había utilizado al decir la última
parte.
Aquello era algo muy tentador.
Preguntas… respuestas.
Preguntas… respuestas.
Preguntas… respuestas.
Sí, iría a cenar con él a la cafetería del hospital.
Sonreí al reproducir con mi mente el mismo tono burlón
que él había utilizado cuando lo había dicho.
-Le diré a una enfermera que me avise si hay cambios con
Tom-Harry asintió y nos dirigimos a la puerta de la habitación.
***
Nos sentamos en una de las mesas después de haber
comprado un par de bocadillos y unas Coca-Colas.
Apoyé los codos en la mesa y mi barbilla en mis manos
entrelazadas, consiguiendo así no perder detalle de los movimientos de Styles.
Él rió cortamente al verme.
-Empieza a comer y te iré contando.
Sin pensarlo dos veces quité el plástico que envolvía mi
bocadillo de lomo y queso y le di el primer mordisco.
-El otro día me enfadé-aplaudí sarcásticamente.
-Eso lo había notado, quiero saber por qué.
-Por la forma en la que saludaste al rubio ese-contestó
con el tono más tranquilo que había escuchado nunca. Aquello cada vez tenía
menos sentido.
-Pero… si él no ha hecho nada.
Harry amagó una sonrisa triste y bebió un largo trago.
-No es por eso, amor.
-No te entiendo.
-Mejor.
Decidí dejar correr ese tema, al menos por el momento.
Había acabado más confusa de cómo había empezado. Sin embargo, había mucho más
de lo que yo quería hablar y tenía pensado hacerlo.
-El día de la fiesta, después de la actuación… ¿Me
estabas siguiendo?
-¿Te refieres al primer día que me viste?-asentí-No, ese
también fue la primera vez que yo te vi.
No sabía si tenía o podía fiarme de sus palabras, pero
por qué me iba a mentir.
-¿Cómo conseguiste mi dirección y demás información en
tan poco tiempo?
-Porque soy muy listo-alcé las cejas y Styles torció una
sonrisa-tengo mis contactos, amor, pensé que ya lo sabías, y aún no te voy a
contar nada más de eso.
“Aún”, detrás de esa palabra se escondía un futuro,
esperaba no muy lejano. Después de aquello no quería seguir presionando para
saber más, pero todavía me quedaba algo por descubrir aquel día.
Mi táctica era ir en orden cronológico, desde el día en
que nos habíamos visto por primera vez hasta el presente. Intentando resolver
todas las dudas que me habían surgido durante ese periodo de tiempo. Lo haría
siempre que Harry quisiera responder, como ese día. No iba a perder la
oportunidad. Solo quería saber una cosa más y no volvería a insistir hasta
notar que él iba a cooperar.
Posiblemente, el siguiente tema sería un poco difícil de
sacar sin acabar yo un poco herida.
-Y la segunda vez que nos vimos…-empecé, hablando con la
boca pequeña.
-¿Cuándo casi te…?
Cerré los ojos, sin querer escuchar nada más y le corte,
antes de que siguiera. Conociéndole lo diría sin inmutarse, no parándose a
pensar el daño que a mí me causaría.
-Sí.
-¿Qué pasa con ese día?-frunció el ceño mientras le daba
un sorbo a su bebida, sin apartar sus ojos de los míos.
-¿Me seguías?
-No.
-¿Entonces?-le incité a seguir, no me quedaría ahí
parada, a mitad de información.
-Supongo que antes de conocer a Mike…
¡Anda, que le
conoce!
Después de eso, me acordé de que el tal Mike habría pronunciado
su apellido
-…te diste cuenta de que había gente bailando, yo era el
árbitro de esa “batalla”-hizo las comillas con sus manos-pero llegaba un poco
tarde. Tuviste mucha suerte, amor.
-¿De que conoces a…-suspiré-él?-no quería ni que su
nombre saliera de mis labios.
La mandíbula de Styles se tensó y el bocadillo que tenía
entre sus manos volvió a ser posado en el plástico. Me miró. Su mirada
impenetrable. Jamás le había visto de aquella manera. Llegaba a darme
miedo.
Esperé… esperé… esperé. Esperé
una respuesta que no llegaba nunca.
-Harry, si quieres dejamos este tema y…
Vi como movió su cabeza lentamente de lado a lado, para
después volver a centrarse en mí.
-Es mi hermanastro.
Sus palabras cayeron en mí como un cubo de agua fría por
la mañana. ¿Hermanastro? Tenía que estar bromeando. Sin embargo, no tenía la
menor pinta de ello.
-No he tenido nunca una buena relación con él. No le veo
mucho, yo no vivo con mi padre y su madre y no suelo pasarme por casa. Pero te
juro que le voy a romper la cara, Ali. Lo juro.
No, yo no quería que hiciera nada de eso por mí. La
violencia no era algo que tolerara.
-Estoy bien, Harry. No hagas una montaña de un grano de
arena.
Ni yo me creía la expresión que acababa de utilizar, pero
solo recé para que el rizoso dejara el tema a un lado. Desde aquel momento
hasta siempre. Naturalmente, no tuve suerte.
-¿Pero te estás escuchando? ¡Qué es mi hermanastro!
¡Joder! ¡Qué mí maldito hermanastro casi te viola!
Y ahí volvió a aparecer. Ese temperamento brusco que él
tenía.
Bajé la cabeza. Mis ojos encerraban lágrimas. Quería
llorar, pero no delante de él. No me iba a permitir eso, así que me las tragué.
Cuando volví a mirarle su cara tenía esa expresión seria que tan poco me
gustaba. Pero al verme y darse cuenta de lo que acaba de decir y, sobre todo,
el modo en el que lo había hecho todo cambió. Se levantó de su silla y se
acercó a mí, cogiéndome la mano y envolviéndome en sus brazos.
-Lo siento, no sé controlarme cuando me enfado-besó mi
cabeza-lo siento.
Me permití por uno segundos sentirme cómoda y
protegida en su abrazo, hasta que,
cuando pensé que ya era mucho tiempo el que me encontré entre sus brazos, me
separé.
El resto de la improvisada cena pasó en silencio. Ni
siquiera encontré la voluntad de levantar la cara y mirarle. Styles tampoco
mostraba muchas señales de querer ser mirado. Imaginé que todo el tema de su
hermano postizo le afectaba tanto como a mí, claro que en diferentes
sentidos. Cuando terminamos cogimos los
restos, el plástico del bocadillo y la lata de Coca-Cola, y los tiramos en una
papelera que había por allí.
Hicimos el camino en dirección al ascensor, esquivando a
unos cuantos médicos que se movían de acá para allá, sin pararse a nada. Aunque
también nos encontramos a un par de recepcionistas en una de las máquinas de
café de esa planta. Eran como dos mundos diferentes. La tranquilidad por una
parte y el estrés y poco tiempo para todo por otra. Desde luego admiraba al
segundo grupo desde pequeña.
El ascensor se abrió para nosotros y para otras cinco
personas. Sobraba mucho espacio y según ascendíamos la gente se iba bajando,
pero nadie subiendo. Hasta que cuando llegamos a la cuarta planta nos quedamos
solos.
-Amor-Styles llamó mi atención y me giré para
verle-¿Cuánto tiempo estuviste en el orfanato?
Incrédula por lo que había dicho, abrí ojos de par en par
y me revolví en mi sitio. No era un tema del que me gustara hablar y menos en
un ascensor.
-No creo que sea el momento, ni el lugar, para hablar de
eso-dije, señalando a mí alrededor con el brazo. Styles, pareció entender a lo
que me refería y asintió.
Las puertas volvieron a abrirse en la planta número seis
y nosotros, otra vez, hicimos el recorrido hasta la habitación de Tom. Cuando
abrí la puerta me encontré una bonita sorpresa, el pequeño tenía los ojos
abiertos y me miró sonriente cuando entré en su campo de visión.
-¡Ali!-gritó entusiasmado con su aguda vocecilla mientras
daba pequeños brincos en la cama. Preocupada, porque sabía que con una crisis
asmática no debía hacer muchos esfuerzos, fui a su lado y le abracé, haciendo
que se calmara.
Le presenté a Styles, y también le dije lo poco que le
gustaba que le llamaran por su nombre, por lo que Tom lo hacía para
fastidiarle. Pero en cada una de esas veces, el rizoso siempre soltaba unas de
esas sonrisas en las que sus hoyuelos aparecían.
Yo jugaba con Tom al calienta
manos, mientras Styles nos observaba desde el sillón en el que yo me había
echado una siesta. Pensé que tenerle en el hospital por mi culpa iba a ser como
una condena para él, pero parecía justo lo contrario, que no se aburría.
De pronto, Tom paró y se acercó a mi oído, yo le imité
para que pudiera contarme el pequeño secretillo.
-¿Es Harry tu novio?
Pese a las condiciones en que lo había dicho, en mi oído
y con una mano tapando su boca, el sonido de su voz sonó lo suficientemente
alto como para que Styles lo escuchara. Me separé y me volví a sentar recta en
la cama, dirigí la mirada a la derecha, para cruzarme con la de Harry. Los dos
estábamos serios, no había nada entre nosotros, pero tampoco nos tratábamos
exactamente como unos amigos. Y los dos éramos conscientes de ello.
Desde que nos habíamos conocido todo había cambiado. Su
comportamiento, el mío. Nuestra relación era incluso más intensa. Yo había
aprendido a vivir de otra manera… Y en ese momento me di cuenta de que en
apenas unas semanas todo era muy distinto y que no me importaba que siguiera
cambiando, si cambiaba con él.
-No-contesté finalmente.
-Mejor, porque yo quiero que estés con Matt. No digo que
Harry me caiga mal, pero el mejor es Matt.
-Gracias por lo que me toca, pequeño-dijo Styles con
ironía y parte de ternura que jamás había escuchado en su voz.
Reí, pero duro poco. Lo justo hasta que mi mente
relaciono la palabra Matt con Eve,
una llamada y Tom en el hospital.
¡No les había avisado! Me iban a matar.
Ellos dos también conocían y adoraban a Tom. Venían
conmigo algunos domingos, cuando Carter no trabajaba en el taller con su padre
o cuando Evelyn no tenía alguna prueba para alguna función. Yo por eso, siempre
decidía tener los domingos libres. Era el día de Tom y nada ni nadie iban a
cambiar aquello.
Me acerqué a mi pequeño bolso marrón y saqué el móvil.
Salí de la habitación diciendo a quien iba a llamar y, al mismo tiempo,
riéndome por la cara de terror de Styles. Supuse que no quería quedarse solo
con Tom, por no saber de qué hablar. Pero ¿no tenía mucha labia? Que la
utilizara para algo útil y no solo para conseguir llevarse chicas a su casa.
Ese pensamiento me enfadó ligeramente, pero no me quería pararme a pensar en
eso y, con un movimiento de cabeza, lo saqué de mi mente… Por el momento.
Una vez fuera de la habitación tecleé el número de
Evelyn, pensando que Matt se pondría demasiado nervioso.
-¡Aliiiiiiiiiiiiii!-escuché en la otra línea cuando mi amiga
descolgó en el tercer bip.
-Eve, estoy en el hospital.
Silencio…
-¿Qué ha pasado?-su tono de voz cambió drásticamente. Del
alegre a un serio que a veces daba miedo en ella.
-Es Tom, le ha dado otra crisis.
-¿Cómo está?
Esta conversación ya me parecía hasta monótona. Siempre
eran las mismas preguntas con las mismas respuestas y en el mismo orden.
-Bien, ya sabes. En la cama, con la mascarilla al lado,
por si acaso, y sin hacer esfuerzos.
-¿Avisaste a Matt?
-No.
-Vale, le llamo y vamos hacia allí.
-Habitación 648. En la zona de siempre. Adiós
-Ahora nos vemos-y colgó.
En una media hora les tendríamos con nosotros.
Volví a entrar en mi habitación y me encontré con Styles
haciéndole cosquillas a Tom, mientras esté se retorcía en sus brazos.
-Tened cuidado, que tú-señalé a Tom-no te puedes cansar
mucho.
Los dos me miraron mal y Harry se fue a sentar al sillón
de la habitación. Yo volví a ocupar el asiento de la cama.
Estuvimos los siguientes diez minutos hablando
tranquilamente. Yo contaba anécdotas que pasaban en los ensayos, Styles habló
de su trabajo en Pinneapple y Tom
solo nos escuchaba como si le estuviéramos contando la mejor historia del
mundo.
-¿Y cómo os conocisteis?-preguntó de repente. Algo que me
hizo gracia, pues esas eran las típicas preguntas que se hacen al principio.
-Pues…-empecé, pero me quedé ahí. No tenía ni idea de que
decirle. La manera en la que Styles y yo nos conocimos no había sido muy común.
-Por mi hermanastro-se apresuró a contestar Harry. Sin
embargo, se pudo notar que su voz había sido muy tensa. Recé para que Tom no se
diera cuenta de ello. Afortunadamente, así fue.
-¿¡Hermanastro!?-abrió mucho sus ojitos y con la mano se
tapó la boca-¿qué pasó? ¿Tus padres no están juntos?-se aventuró a decir y yo
casi le riño por hacer preguntas tan íntimas, pero se adelantaron a mí.
-No, pequeño. Mi madre murió hace unos años y mi padre se
casó con otra mujer.
De forma automática miré hacia él y, para mi sorpresa,
hacía lo mismo que yo. Sus ojos encontraron los míos y supe que esa información
no había sido para Tom, sino para mí. Para que yo supiera más de él y empezara
a confiar.
Lo que Harry no sabía es que ya lo había comenzado a
hacer.
jueves, 20 de junio de 2013
Capítulo 10
El camino de vuelta a casa había sido igual de silencioso
que el de ida. Ninguno de los dos tenía nada que decir. Bueno, en realidad, yo
tenía muchas cosas que decir, pero no encontraba las palabras adecuadas para
poder hacerlo. Hasta entonces lo mejor era estar callada, o eso creía.
Giramos la última esquina que había antes de llegar a mi
apartamento. El reloj del coche de Harry marcaba la una de la mañana. Íbamos a
quedarnos algo más de tiempo. Sin embargo, el ambiente entre todos era demasiado
tenso. Se notaba que algo iba mal y nadie quería seguir allí. Cualquier persona
que no nos conociera lo hubiera notado.
El coche frenó en seco de repente y el cinturón impidió
que saliera disparada del asiento. Miré hacia abajo con el corazón en un puño,
como agradeciendo tener puesto el cinturón, y vi un brazo musculoso sobre mi barriga.
Lo seguí con la mirada terminando en la cara de Styles, que como llevaba
haciendo toda la noche me miraba seriamente.
-Lo siento-me dijo apartando la vista y el brazo de nuevo
hacia la carretera, poniendo el freno de mano a la vez.
-¿Por qué?-pegunté en tono irónico-solo llevas siendo un
insoportable toda la noche y todavía no sé la razón ¿Pero por qué lo ibas a
sentir?
Apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y se giró para
mirarme. Alargó la mano para acariciarme
la mejilla, pero antes de que me pudiera tocar me aparté. Suspiró.
-Solo… perdóname.
Sus palabras solo aumentaron mi enfado.
-¡No! Quiero una explicación. No puedes hacer siempre lo
que te da la gana y después que no pase nada. Ese será tu mundo, pero no el mío.
Me quité el cinturón rápidamente y salí del coche, sin
mirar atrás. Aquello era tan parecido a la noche de nuestra cena…
Cuando cerré la puerta con fuerza esperé a que Harry
bajara del coche, o hiciera algo, cualquier cosa. Lo que sea para saber que el
lunes iba a seguir estando ahí, pero la respuesta que obtuve me redujo el
corazón a un montón de pedacitos pequeños y rotos. El motor del R8 sonó
potente, rompiendo la tranquilidad de la noche y el coche se esfumó por el
final de la calle, dejando consigo una estela de humo combinado con las
lágrimas que de mis ojos salían.
Sabía que parte del problema que se había creado era
culpa mía y yo había decidido algo. Algo que dudaba pudiera hacer, no después
de lo que acaba de pasar. Mi idiotez y orgullo lo habían llevado todo a un callejón
oscuro y sin salida.
Esperé unos minutos más en la calle al coche de Jack,
donde estaban Eve y Carter, pero no llegaba y el frío se estaba calando en mí.
Cruzándome de brazos e intentando calentarme, entré dentro del moderno
edificio, mientras me mentalizaba que ya no había nada que pudiera hacer. Mi
vida volvería a ser igual de aburrida y monótona que siempre.
Llegué al piso de mi apartamento y entré en él con la
cabeza gacha. Lo único de lo que tenía ganas era de comer un helado, tirarme en
la cama y dormir largo y tendido hasta la mañana siguiente, o incluso la tarde.
Aunque bien sabía que siendo domingo no podía hacer eso.
Al final, el cansancio y la tristeza me vencieron y me
metí en la cama sin comer el helado. Quería echarme, llorar y dormir. Y eso fue
exactamente lo que hice.
***
Otro día lluvioso y helado en Londres ¡Qué raro! Ni
siquiera tenía ganas de salir de la cama. La vista que tenía desde ella de la
calle no era muy acogedora. Era el típico día de quedarse en casa, con una
manta, un chocolate caliente y viendo películas románticas con tus amigas.
Aunque cuando por segunda vez la alarma de mi despertador
sonó, me quité el edredón y salí hacia el armario tambaleándome ligeramente.
Cogí lo primero que llegó a mis manos y me lo puse lo más rápido que pude, iba
a llegar tarde a coger el tren y si lo perdía tendría que esperar media hora.
Cuando estuve vestida me recogí el pelo en una trenza de lado y poniéndome mi
bufanda salí corriendo de casa, sin pararme a cerrar con llave como normalmente
hacía. Lo único en lo que mi cabeza pensaba era en Tom, el pequeñín de pelo
castaño alborotado. ¡Dios, no podía perder el tren!
Bajé las escaleras de tres en tres, dando saltos, ni
siquiera me podía permitir esperar al ascensor. En la calle hacía tanto frío
como me imaginaba y mientras empezaba a caminar, a paso rápido, abrí el
paraguas para resguardarme de las gotas que caían del cielo. Había el tráfico
típico de una mañana de domingo en una de las ciudades más importantes que
existían. Algo a lo que te acostumbras con el tiempo si no eres de aquí. Aunque
estaba escuchando más bocinas de coches de las normales, así que giré la cabeza
para comprobar cuál era la raíz de aquel escándalo, sin dejar de caminar.
-¡Amor, sube!
Por supuesto… ¿Cómo no iba a ser él el causante de todo
aquello? Pero una cosa tenía segura, saber que no le había perdido me había
hecho sonreír.
-Sé que quieres, vamos ¿No ves el tráfico que estás creando?
¿Qué yo estoy
creando? Pero tendrá morro…
Intentando camuflar una sonrisa apretando mis labios en
una fina línea, miré el reloj de mi muñeca y resoplando subí al coche. Teniendo
cuidado con los coches que pasaban, cuyos conductores no me miraban muy
contentos. Una vez que estuve en el asiento delantero volvió a ponerse en
marcha, redirigiendo de nuevo el tráfico.
-Tú dirás-le miré, mordiéndome el labio inferior.
-Al orfanato…-murmuré, apartando la vista a por la
ventana por la que corrían un montón de gotas de lluvia.
Escuché como Styles estuvo a punto de decirme algo, pero
al final se quedó callado. Mejor, era lo que quería. Podía ser que había
aceptado ir en su coche, pero solo porque iba a llegar tarde.
-¿Cómo sabías que iba a salir hoy de casa?
Volví la cabeza hacia él y me dio una mirada ladeando la
cabeza, acompañada de su sonrisa.
-Evelyn-susurré y el asintió lentamente.
Esta chica no tenía remedio…
-No te va a ser tan fácil. Lo sabes, ¿verdad?-le dije sin
apartar la vista de él.
-Te lo explicaré durante la comida, lo prometo-me miró y
me guiñó un ojo, profundizando la sonrisa y sus dos hoyuelos apareciendo. En
esos momentos parecía un niño pequeño y me encantaba.
Mi cuerpo lleno de anticipación, por la idea de que por
fin iba a obtener algunas respuestas a las preguntas que llevaba haciéndome
desde que le había conocido. Posiblemente él solo quería explicarme su
comportamiento de anoche, pero no podía perder la oportunidad de sonsacarle
algo más de él, de su vida, o, simplemente, como había hecho para saber todas
esas cosas de mí. Eso era lo más importante de todo. Porque, al fin y al cabo,
era algo a lo que seguía teniendo miedo. Algo de lo que desconfiaba.
***
Salimos del coche cuando él lo aparcó en frente del
orfanato.
-Amor, ¿por qué aquí?
-Yo también tengo secretos, Styles.
No era el momento, ni lugar oportunos para contar eso y
menos a él.
Me subí la cremallera de la chaqueta y empecé a caminar
al interior del edificio, escuchando los pasos de Harry detrás de mí sobre los
charcos que había por el suelo de cemento. Llegamos a la entrada y él estaba
dispuesto a abrir, pero antes tenía que asegurar algo.
-Prométeme que no harás preguntas mientras estemos aquí,
Harry-frunció el ceño y entrecerró los ojos, finalmente asintió y empujó la
puerta para entrar.
El en vestíbulo, extrañamente, no estaba Mery. Caminé a
la oficina que había detrás del mostrador donde ella se solía sentar y llamé un
par de veces a la puerta, sin obtener respuesta. Aquello era realmente extraño.
-¿Qué pasa?
-Pues…-dudé un par de segundos-creo que algo no va bien.
Sin esperarle, sabiendo que me seguiría, subí las
escaleras de madera hasta el segundo piso, hasta la habitación 204.
-¿Tom?-pregunté mientras abría poco a poco la puerta.
La habitación estaba completamente vacía y me empecé a
preocupar seriamente. Este llevaba siendo mi horario de visita a Tom desde
hacía tres años. Siempre el mismo ¿Qué estaba pasando?
-¡Tom!-salí corriendo de allí.
-¡Amor, espera!
Por el pasillo había varios niños que habían salido de
sus habitaciones, pero no me paré a hacerles caso, solo me dedicaba a
esquivarles. Bajé de nuevo al piso del vestíbulo, gritando el nombre de Mery,
nadie venía.
-Ali, ¿se puede saber qué te pasa?
-No está, Harry.
El pánico de mi cuerpo, se mezclaba con la confusión y el
agujero que se había creado al poder pesar una separación, sin ser avisada,
entre el pequeño Tom y yo.
Aún recuerdo el día que yo salí de allí, del orfanato. Mery
entró en mi habitación para despertarme, como hacía cada mañana, pero había
algo diferente. La sonrisa de su cara era distinta a cualquiera de las otras
veces que la había visto. Estaba feliz, más que de costumbre. Irradiaba un tipo
de sentimientos que no sabía decir cual podía ser, pero que siempre mostraba
cuando habían adoptado a un niño y se iría con su nueva familia. Supuse que esa
persona sería Tom, mi adorable compañero de habitación. Ella nos levantó a los
dos, avisándonos del desayuno y como siempre hacíamos bajamos en pijama al
comedor. Después me acuerdo de que todo
pasó muy rápido. Mery no me dejó entrar a desayunar, me dijo que tenía que
cambiarme e ir a la oficina de la directora, cosa que hice sin rechistar. Sabía
que clase de persona era la directora de allí y era mejor no hacerla enfadar,
acatar lo que decía al momento y estarse callado cuando estabas a su lado. Realmente
era una mala persona. Pero, también, cuando entré al despacho había algo
diferente. Los asientos de terciopelo rojos estaban ocupados por una pareja,
una pareja que conocía bastante bien. Busqué por la habitación a mi moreno
amigo, para encontrarle sentado en el único sillón, haciéndome señas para que
fuera junto a él. En mi mente solo una pregunta rondaba ¿De verdad los padres
de Matt me iban a adoptar? Era extraño, siempre habían sido muy amigos de mi
madre y por lo tanto las dos familias éramos como hermanas, pero llegar a
pensar en ellos como unos “padres”…
Y entonces estaba pasando lo mismo, Mery no estaba, Tom
tampoco y yo… Yo estaba perdida. Giré mi
cabeza hacia la derecha y vi el odioso despacho de la directora, con la puerta
traslucida. Caminé hacía allí sin vacilación, mientras Styles me llamaba por
detrás. Agarré el pomo cuando lo tuve cerca y entré sin llamar, era la primera
vez que hacía eso.
-¿Dónde está Tom?-pregunté sin dar un saludo primero.
-Srta. Young, debería saber usted que no me gusta que
entre así en mi despacho.
Su chillona e insoportable voz ya estaba metida en mi
cabeza, sonaba como si fueran
martillazos, y por supuesto que sabía acerca de sus preciadísimas reglas sobre
cómo o no entrar en su despacho, pero a mí ya no me afectaban.
-Te he hecho una pregunta, Margaret
Incluso me daba asco oír salir su nombre de mis labios.
-Amor, cálmate.
Me giré para hacerle cara a él. Él no lo entendía, no
tenía la más ligera idea de lo que significa Tom para mí, era como mi hermano
pequeño.
-No te metas en esto, Harry. No lo hagas.
-Pero explícame que pasa.
Se acercó hasta poder colocar sus manos en mis hombros,
bajándolas hasta mis manos y cogiéndolas. Un gesto que, de alguna manera, me
tranquilizó. Estaba a punto de pasar mis manos por su cuello para abrazarle
cuando un carraspeo me hizo darme cuenta de donde seguía estando. Así que me
solté.
-Contésteme-dije, exigiendo mi respuesta.
-Está en el hospital, Allison.
Mis ojos y mi boca se abrieron de manera sincronizada y
mi mundo pareció derrumbarse lentamente. La miré con las lágrimas que
rápidamente se habían acumulado en mis ojos. No era la primera vez que Tom
ingresaba en un hospital, solía tener ataques asmáticos muy fuertes, pero hacía
dos años que no le pasaba nada y pensamos que ya se le había quitado. Por lo
que se veía, estábamos equivocados.
-¿En el de siempre?-pregunté, obtuve un leve asentimiento
y salí de allí tirándome de la mano de Harry.
-Vamos a St Thomas’
Hospital, Harry, por favor.
-No tardaremos mucho, conduciré rápido.
Y no me mintió, fuimos todo el camino a una velocidad
extrema, pisaba el acelerador a fondo siempre que podía y más de una vez me
imaginé al coche precipitándose contra algo, pero Harry conducía bien, sin
duda.
Intentaba distraerme contándole la historia de Tom, quien
era y como le conocí, afortunadamente no hizo preguntas de por qué yo estuve en
ese orfanato, desde luego no estaba preparada para contárselas entonces. Algún
día lo haría, sin embargo, antes, él tenía que responder a muchas de mis dudas.
Llegamos al hospital en la mitad de tiempo de lo que lo
hubiéramos hecho yendo a una velocidad normal, y lo mejor fue que llegamos sin
daños físicos.
Entré seguida de Styles, quien al ver cómo me paraba al
dar el primer paso al interior dejó un beso suave en mi mejilla y cogió mi
mano, entrelazando nuestros dedos.
-Vamos, amor, él te necesita ¿no?
Me alegraba que estuviera a mi lado, apoyándome. A veces
podía ser un capullo, pero otras no se me ocurría a nadie mejor para tener
junto a mí. Ni siquiera Matt o Evelyn y no entendía muy bien por qué. Aquello
me trastocaba ligeramente.
-La habitación de Tom Jepherson, por favor-dije cuando el
mostrador se encontraba delante de mí.
La mujer morena me miró por encima de sus gafas. Si algo
había que odiara de los hospitales eran las recepcionistas, muchas de ellas
eran demasiado maleducadas como para trabajar de cara al público y tenía la
impresión de que había topado con una de esas personas.
-No puedo dar esa información.
¡Bingo! Que suerte
tengo.
-Verá, señora…-la mano de Harry en mi hombro me paró.
-Espera ahí sentada mejor-me señaló unos asientos
colocados a un par de metros y refunfuñando por lo bajo caminé hacía allí.
Observé como Styles hablaba con la señora, de alguna
manera me parecía que la estaba seduciendo. Seguro que estaba poniendo esa voz
tan ronca y sexy que le salía cuando hablaba muy cerca de mi cara. Apreté los
dientes cuando él se inclinó para aproximarse aún más cerca y susurrarle algo
en su oído, algo a lo que ella respondió con una risilla de colegiala
enamorada. Pinchazos, de lo que sabía perfectamente eran celos, atacaban a mi
corazón.
Poco después Styles se separó de ella y m hizo una seña
con la mano para que volviera con él, de mala gana lo hice.
-Habitación 648-su tono de voz orgulloso.
-Genial-mascullé y caminé a los ascensores.
-No te pongas celosa-me dijo riendo.
-¿Quién ha dicho que lo esté?-alzó una ceja para después
negar con la cabeza, divertido.
El ascensor parecía no llegar nunca y me estaba empezando
a poner nerviosa. Noté el cuerpo de Styles tras mi espalda y después sus manos
en mi cintura. Sus labios hacían cosquillas en mi oído cuando habló.
-Tranquila, amor, él va a estar bien.
domingo, 2 de junio de 2013
Capítulo 9
Volví a repetir el giro, levantando la pierna derecha y
estirándola, formado un perfecto ángulo de 90º, para así coger más impulso.
Pero como las otras cinco veces caí al suelo,
antes de completar el primer de los dos giros.
-Mierda-maldije.
Encogí mis rodillas y las abracé, haciéndome un ovillo,
intentando protegerme a mí misma de un peligro que, en principio, no existía.
Una mano apareció en frente de mi cara y la cogí, en un
simple gesto volvía a estar sobre mis dos pies.
-Otra vez-me dijo con voz severa.
-Es imposible, no me sale Harry.
Alzó una ceja y se cruzo de brazos, claramente molesto
por mi rendición. Pero ¿qué iba a hacer? No quería volver a hacerme daño, mi
trasero ya sentía el dolor de cada caída.
Vi a Styles alejarse hacía el otro lado de la sala,
dejándome a mí sola en el medio de la habitación y él pegado a una pared.
-Corre-una mueca confusa apareció en mi cara.
¿Corre? ¿Qué significaba eso? Con él todo eran preguntas,
siempre.
Lo comprendí al segundo siguiente, cuando Harry
rápidamente había empezado a caminar la distancia que nos separaba, a paso
ligero. Él quería que escapara. Di media vuelta, al ritmo de la canción que en
ese instante sonaba If you could see me
now ¿Cómo había hecho eso?
Alcancé el pomo de la puerta y, como no estaba cerrada,
solo tuve que tirar y acto seguido correr. La siguiente pregunta era a dónde.
Mi casa no era del todo grande, lo justo para una sola persona, y Styles la
conocía entera. Menos… menos mi habitación. Corrí todo el camino de frente, sin
mirar atrás. Él quería que corriera, yo lo iba a hacer.
Hice un giro rápido al llegar a mi salón y me metí en el
siguiente pasillo y en ese momento me di cuenta: estaba yendo en el sentido
contrario. No estaba pensando con claridad, el por qué ni yo lo sabía.
Volví al salón y entré en la cocina, pasando por la
puerta del final de esta. De nuevo eché a correr mientras escuchaba los pasos y
la risa silenciosa de Styles detrás de mí. Él estaba cerca. Ya podía ver la
entrada de mi habitación y sonreí triunfal. La fría superficie del pomo entró en contacto con mi mano, pero
no fue lo único que mi cuerpo toco. Un musculoso brazo apresó mi cintura,
descorriendo el camino ya hecho. Gruñí.
-Bájame-exigí, pero en respuesta solo obtuve una sonora
carcajada-imbécil-susurré.
-Te he oído.
-Eso es lo que pretendía.
De repente, sentí sus rizos rozando mis pestañas y
después sus labios sonriendo en mi mejilla. El calor a ellas, llegó tan rápido
como él separándose de mí.
Mi cuerpo fue dejado con suavidad encima del sillón
¿Cuándo habíamos vuelto allí?
-¿Por qué me has mandando hacer eso?-se encogió de
hombros, a la vez que ocupaba el sitio vacio junto a mí.
-Para que te des cuenta de que hay cosas imposibles, como
escapar de mí, y otras tan simples, como hacer un doble giro sin caerse al
suelo. Además, me aburría.
Su razonamiento no tenía sentido, excepto la última parte.
Aún así decidí no contestar. No había mucho que decir después de aquello. Pero
una duda corría por mi mente, una duda que necesitaba una respuesta, y quizá él
la supiera.
-¿Por qué no me sale?
-No crees lo suficiente en ti. Por si no te has dado
cuenta, ese mismo giro lo has hecho conmigo al lado y los ojos cerrados ayer,
amor.
Le miré seria, esa confesión me había trastocado. No
podía estar hablando en serio. Bueno, aunque con Styles cerca, todo era serio.
Era real.
Mi mente seguía procesando la información dada. Tampoco
había mucho que pensar, pero, en el poco tiempo que había pasado con Harry,
había aprendido a analizar todas las palabras que salían de su boca.
Buscándoles un doble significado o un sentido. Pero esta vez no había nada
detrás de sus palabras, había sido muy claro: yo solo hacía el giro bien cuando
él estaba pegado a mí, guiándome. Lo que automáticamente hacia que yo confiara
en él, al menos cuando se trataba del baile, y el problema era que yo no
quería. No quería confiar en él, ni cuando bailábamos, ni en ningún otro
aspecto de la vida. Pero también sabía que a eso me había expuesto cuando le
pedí su ayuda. En aquel momento le había dejado la puerta abierta para entrar
en mi vida, y eso era precisamente lo que él estaba haciendo. Colarse en ella.
-¿Qué piensas, amor?-le miré, aún un poco en mi mundo.
-En ti…
Abrí los ojos al segundo de darme cuenta de lo que había
dicho, pero era demasiado tarde. Styles lo había escuchado perfectamente.
Prueba de ello, su característica sonrisa.
-No, quiero decir… Yo pensaba en…-el timbre sonó tres
veces, ese era el aviso de que Evelyn estaba detrás. Bendita sea.
Me acerqué a la puerta, a la vez que con una goma me
hacia una desordenada coleta.
-Esto no se va a quedar así-escuché antes de abrir la
puerta y, sin querer, sonreí.
-Hola, Eve-me estrujó y al ver por encima de su hombro,
la cara sonriente de Matt apareció-¡Carter!-resopló y corrí hacia él. Sus
brazos me levantaron del suelo en el abrazo.
-Hacía mucho que no te veía, pequeña.
-¡Styles, hola!
Vaya, parecía que Eve ya le había visto. Sentí el brazo
tenso de Matt alrededor de mi hombro y tuve que reprimir la risa. Me hacía
gracia que Carter fuera tan protector conmigo, más de lo normal, cuando Harry
estaba cerca.
Vi la escena que se producía delante de mis ojos, Styles
y Eve se abrazaban, a modo de saludo, y volvían a ocupar los asientos en mi
sofá mientras hablaban animadamente. Cada día me sorprendía más la facilidad de
palabra de mi amiga y bueno el rizoso tampoco se quedaba muy atrás. Fui a la cocina,
dejando a Matt un poco confundido cerrando la puerta.
Cogí un vaso y lo
puse debajo del grifo, llenándolo de agua.
-¿Qué hace aquí?
-Pensé que Eve te lo diría-le contesté, al mismo tiempo
que llevaba el vaso a la boca y bebía el líquido fresco. La verdad era que
estaba muy cansada.
-Y lo hizo, pero no la creí. Te estás confundiendo, Ali.
-Es la única manera que tengo de no perder la mejor
oportunidad en mi vida. Entiéndelo-besé su mejilla y volví al salón.
-¿Entonces quieres venir con nosotros mañana?
Casi se podía escuchar los engranajes de mi mente,
pensando a donde se supone que iríamos mañana. Mañana sería sábado, yo no tenía
ensayos, Evelyn tampoco y Matt no trabajaba… Ensayos, ensayos, ensayos… ¡Jack!
Habíamos quedado con Jack y Eve le estaba invitando a venir con nosotros.
Desde detrás de Harry
le hice señas a Eve para que rectificara, pero cuando me vio solo me guiñó un
ojo. Estaba claro que no iba a cambiar de opinión.
-Sí, por qué no. ¿A dónde iríamos?-mierda.
Estaba a punto de matar a Evelyn. Por alguna razón ella
quería que Harry viniera con nosotros, razón que creía imaginarme.
-No lo sé, vamos con Jack, el amigo de Ali.
-¡Ah! ¿El idiota?-me miró y asentí, un poco cabreada con
la palabra que había dicho para dirigirse al él-entonces iré seguro. No me lo
perdería. ¿A qué hora?
-A las ocho va a pasar Jack a buscarnos en su
coche-contesté de mala gana. De verdad que no entendía este cambio de última
hora. Iba a tener que hablar seriamente con Evelyn, de lo que tenía o no tenía
que hacer.
-Pero tú iras conmigo en la moto ¿Verdad, amor?
Iba a contestar rápidamente, tenía muy clara la
respuesta. Pero le miré y ese fue el gran error. Sus profundos ojos verdes
esperaban que hablara. Su mirada parecía traspasarme, parecía ver más allá de
lo que yo le mostraba, y en ese momento me sentí desnuda.
Quería decirle que no y eso sería lo que una chica
inteligente haría, pero sus ojos… Sus ojos eran más fuertes que yo, me podían.
Prometo aprender
a saber superar su mirada.
-Está bien-respondí, al final, resignada.
-Mal, Allison-la voz ronca de Matt resonó suave en mi
oído.
Sabía que estaba mal, pero me había hecho una promesa.
La iba a cumplir.
***
Mi gorrito negro completaba el conjunto del sábado. Mis
piernas vestían unos pitillos negros y llevaba puesta una camiseta de manga
corta blanca, encima de esta un jersey fino rosa palo. Unos botines de tacón,
negros también, cubrían mis pies y por último una chaqueta rosa que me llegaba
algo más arriba de los muslos.
El timbre de casa sonó y acto seguido me apresuré al
salón y cogí el bolso, sin olvidarme por supuesto del casco. No me molesté en
mirar quien era, más que nada porque ya lo sabía.
Abrí la puerta del portal y vi el flamante R8 de Harry,
con él apoyado en el capo y cruzado de brazos. Al verme sonrió.
Mi atención fue rápidamente desviada hacia el chico rubio
separado unos metros de él.
-Ali, estás preciosa-me dijo mientras se acercaba a mí y
me envolvía en sus brazos.
-Gracias, rubio. Tú no estás nada mal tampoco.
Cuando me soltó, ya que el abrazo había durado algo más
de lo que la acción requería, vi que Styles no había cambiado su posición, pero
su cara, como a menudo hacía, había cambiado a ser seria. Tenía el ceño
fruncido y me miraba inquisitivamente.
-Hola-dije, pero solo recibí un movimiento de cabeza en
mi dirección. ¿Pero qué le pasaba a este?
Esperamos unos minutos más a que Eve y Matt bajaran. Durante
ese corto periodo de tiempo nadie habló y me sentía demasiado incómoda. Al
final, decidí romper con el silencio. Me estaba poniendo muy nerviosa.
-Styles ¿no íbamos a ir en tu moto?
-Sí-su voz no podía haber sido más cortante, pero no me
iba a amedrentar. Le exigiría explicaciones y las iba a conseguir. Estaba
cansada de que las cosa siempre fueran como él quería.
-¿Entonces…?-le incité a seguir.
-A lo mejor llovía-miré al cielo para comprobar que tenía
razón, nubes negras se cernían sobre nosotros-preferí el coche.
***
Las calles de Londres solo estaban alumbradas por la luz
artificial de las farolas y por las calles paseaban jóvenes, aunque siendo
sábado noche eso no me extrañaba. Algunos iban cogidos de la mano, otros iban
en grupos riéndose o simplemente hablando.
El coche de Styles
seguía al de Jack, donde iban Matt y Eve también. Me preguntaba de que estarían
hablando o si estarían teniendo una conversación tan “animada” como Harry y yo.
Desde que nos habíamos montando en su coche no habíamos abierto la boca. Él se
había puesto al volante y condujo en silencio y eso me estaba recordaba a la
vez que me había invitado a cenar. No me gustaba que se comportara así conmigo,
tan serio y enfadado, y menos si no tenía una buena razón para hacerlo.
Paramos en un semáforo y le observé, dándome cuenta de
que él hacía lo mismo. Le aguanté la mirada, un poco mosqueada porque no me
había dirigido una mísera palabra. Me frustraba demasiado no saber qué problema
tenía conmigo. Cuando escuchamos el bocinazo del coche detrás del nuestro, Harry
volvió la vista a la carretera y arrancó.
-Vale, se acabo. O me dices que te pasa o me bajo del
coche y vuelvo caminando a mi casa.
No me contestó y hubiera pensando que no le dio
importancia a mis palabras si no fuera porque sus manos apretaron el volante,
quedando sus nudillos blancos. Le puse mi mano encima de una de las suyas, la
cual apartó.
-Harry…
-¡Joder, Allison, qué no me pasa nada!
-¿Allison? ¿En serio?
-¿Es tu nombre, no?
-Sí-acabé.
Estaba demasiado sorprendida para pensar con claridad y
que me hubiera llamado así no mejoraba las cosas. Me sacaba de mis casillas. No
entendía porque entonces me molestaba tanto que me llamara por mi nombre, pero
lo que todavía me enfadaba más era no saber la razón.
En todo lo que quedaba de trayecto no volvimos a
hablarnos y, por lo menos yo, no le dirigí una sola mirada más, por mucho que
eso fuera lo que quería. Antes incluso de que él acabara de aparcar, me bajé
del coche dando un portazo y yendo con mi amigos.
Sabía que había sido una mala idea que Evelyn le invitara
a venir con nosotros. Él estaba fuera de lugar con todo mi mundo, igual que yo
lo estaba en el suyo. No sabía en qué estaría pensando cuando le pedí ayuda.
-¿Y esa cara?-me preguntó Evelyn cuando estuve a su lado.
Hice un movimiento con la mano, diciéndole que no pasaba
nada. No quería ponerme a contarlo allí. Miré al cartel del club, para darme
cuenta que no era una discoteca.
-¿Un Karaoke? ¿De verdad?-arqueé una ceja. Divertida por
la idea de Jack.
-¡Pues claro!-contestó animado-mis amigos están dentro,
vamos.
Escuché como Evelyn y Carter hablaban con Styles, pero no
me paré a entender lo que decían. Más que nada porque en ese momento no quería
saber nada que tuviera relación con Harry. Solo quería pasar una buena noche.
Entramos en el establecimiento, estaba repleto de gento y
unos focos apuntaban a un pequeño escenario donde había dos chicas cantando una
canción que me sonaba, pero no sabía el nombre. Jack nos llevó a una de las
múltiples mesas redondas que había en el local. Allí se encontraban dos chicos
y una chica.
-Ya era hora, tío-dijo unos de los chicos, el moreno.
-Lo siento, había tráfico.
Hicimos las presentaciones. El chico moreno se llamaba
Blake, y el castaño Derek, la chica que según su comportamiento deduje era la
novia de Blake se llamaba Lara. A simple vista parecían buena gente y siendo
amigos de Jack seguro que lo eran.
-Así que tú eres Allison-me dijo Derek sonriendo.
-Ali para los amigos-contesté devolviéndole la sonrisa.
-O amor-escuché pronunciar a Matt irónicamente.
En vez de decirle que se callara o algo parecido, mi
cuerpo actuó por sí solo y dirigió mis ojos a Harry, quien miraba a la mesa con
los dientes apretados, lo que hacía que se le notara el hueso de la mandíbula.
Si tan mal se lo iba a pasar, ¿por qué había venido?
-¿Estáis juntos?-preguntó Lara.
-¡No!-se apresuró a contestar Eve, dándole un sonoro beso
a Matt. Dejando claro quien estaba con quien.
Negué con la cabeza mientras me reía de los repentinos celos de mi amiga.
Negué con la cabeza mientras me reía de los repentinos celos de mi amiga.
Hablamos un poco más, intentado retener toda la
información sobre las personas que acabamos de conocer. Eran gente muy
peculiar, pero sin duda graciosa.
No sé cómo, pero en un momento estaba en el escenario,
Eve a mi lado sonriendo y la gente mirándonos.
La música empezó a sonar, una canción que conocía perfectamente
y que además describía mis sentimientos en ese momento a la perfección.
One and Only
Me bajé del escenario en el momento en que la última nota
sonó, sin mirar a nadie. No podía seguir allí de pie, fingiendo que no pasaba
nada. Porque yo no sabía fingir.
Había sido una mala idea, la peor de todas, dejar que él
entrara en mi vida y tenía miedo de que se fuera. Ya no podía volver atrás, no
podía volver a mí anterior vida. No después de que Harry irrumpiera en ella tal
y como lo había hecho, y me hubiera ensañado en que había algo más ahí fuera.
Algo que, con su ayuda, aún estaba descubriendo.
No podría olvidarme de salir de un ensayo y encontrarle esperándome,
sonriéndome. Tampoco podría olvidar
nuestros paseos en motos, porque eran eso: nuestros, todos y cada uno de ellos
diferentes. Ni las peleas por cualquier tontería. Mi “cena algo” y su “no, ya
cené”. Sus repentinos cambios de humor. Como su cuerpo enseñaba al mío nuevos
movimiento. Cuando sus labios pegados a mí oído me decían que hacer mientras
mis ojos estaban cerrado. La manera en la que pronunciaba “amor” y lo mucho que
me gustaba que lo hiciera. Todas las veces que mi respiración se aceleraba y
escalofríos corrían por mí cuerpo al sentirle cerca, mis ganas de besarle en
esos momentos.
Simplemente no podría olvidarlo.
lunes, 20 de mayo de 2013
Capítulo 8
<<Te voy a recoger cuando salgas del
ensayo>>
Puse los ojos en blanco, podía ir caminando solita y él
podía esperar a que yo llegara a casa en el portal. Creo que me estaba
empezando a arrepentir de haberle dado mi número a Styles, para algo que no
sabía de mi vida privada, pero era la mejor forma de mantenernos en contacto
cuando, ayer, aceptó enseñarme a bailar a su modo y no al mío.
Sí, posiblemente, me iba a arrepentir.
-¿Pasa algo, Ali?-levanté la cabeza-¿No te gusta?-señaló
con el tenedor mi plato lleno.
-No, no es eso. Es que me acaban de enviar un
mensaje-sonreí y comencé a comer.
Jack hablaba y hablaba, pero yo estaba perdida en otro
mundo, apenas prestaba atención a lo que decía, solo asentía y sonreía. Mi
cuerpo estaba allí, pero mi mente… No lo sabía. Ni siquiera estaba pensando en
los ensayos que después haría. Nada me parecía coherente y me frustraba no
saber que me confundía tanto. Lo odiaba.
Intenté interesarme por lo que decía la persona con quien
compartía mesa, pero el problema es era precisamente ese: que no me interesaba.
Creo que me estaba hablando de su infancia en Dublín. De vez en cuando hacía
alguna aportación de lo que escuchaba salir de su boca.
-¿Allison, te encuentras bien?-agradecí estar haciendo
caso en ese momento al monologo que estaba teniendo él.
-Sí, perfectamente.
-Me estas mintiendo.
Apoyé el codo en la mesa y puse la palma de mi mano sobre
mi barbilla, mirándole. Al final, suspiré. Tenía razón: le estaba mintiendo y
eso no servía de nada.
-Vale-acepté. Dejé caer los hombros y él se inclinó un
poco hacia delante, atento a mis próximas palabras-Grace, ayer, me dijo que no
podía estar tan tensa cuando bailaba, que si seguía por ese camino perdería el
papel.
Su cara cambió, pero el sentimiento que en ese momento
corría por su cuerpo no pude descifrarlo.
-Queda poco más de un mes, si le da tu personaje a otra
persona… Sería un descontrol.
-Se la veía muy convencida-me encogí de hombros y con el
tenedor jugué con la comida sobre el plato.
-Allison, no te preocupes. Recuerdo cuando yo estaba
igual que tú, cuando era el nuevo. ¡Mírame ahora!-sonreí-no dejes de hacer eso.
-¿El qué?-fruncí el ceño.
-Sonreír.
***
-Confió en ti, Jack-le dije antes de tener que hacer el
primer levantamiento de la obra.
-Si tú saltas, yo salto-me llevé la mano a la frente,
negando con la cabeza, divertida por el momento Titanic.
-Idiota-reí, y antes de que lo pudiera pensar, empecé a
correr el par de metros que nos separaba.
Sus manos cogieron mi cintura con fuerza, pero sin ejercerme daño, y después me vi en lo alto. Mi pie derecho doblado, tocando la rodilla de la pierna opuesta. Muy despacio, Jack me fue bajando. Su cara pasó a escasos centímetros de la mía y pude ver la sonrisa que se mostraba en sus labios. Cuando las puntas de mis pies tocaron el suelo giré. Una… dos… tres veces, y entonces paré.
Sus manos cogieron mi cintura con fuerza, pero sin ejercerme daño, y después me vi en lo alto. Mi pie derecho doblado, tocando la rodilla de la pierna opuesta. Muy despacio, Jack me fue bajando. Su cara pasó a escasos centímetros de la mía y pude ver la sonrisa que se mostraba en sus labios. Cuando las puntas de mis pies tocaron el suelo giré. Una… dos… tres veces, y entonces paré.
-Muy bien, chicos. Me ha gustado-opinó Grace cuando tuvo
nuestra atención, después me miró seria-Allison, recuerda lo que te dije ayer-suspiré
y noté unos brazos en mis hombros, acariciándolos.
-Has estado mejor, no te preocupes.
-Gracias, rubio-él se rió y negó con la cabeza.
Después de seguir practicado ese paso unas cincuenta
veces más nos dejaron libres. Pasaba media hora de las siete. Harry debía
llevar esperando un buen cacho. Maldije por lo bajo y salí del estudio hacia
los vestuarios a todo velocidad. Me duché y cambié en un tiempo record. Aunque
no sé para que me había duchado, si luego iba a ponerme a bailar con Styles.
Bueno la verdad era que si lo sabía: no quería ir por ahí sudada. Era asqueroso.
Bajé las escaleras dando saltitos y en el vestíbulo me
despedí de Kate. Empujé la puerta de cristal que daba al exterior y cuando el
frío chocó conmigo un escalofrió me recorrió. Miré a los lados, buscándole,
pero nada. Bufé y escuché un silbido muy fuerte que provenía justo de delante
de mí. Miré y ahí le vi, con su moto en la zona reservada para los profesores
de The Royal Ballet. Negué con la
cabeza, sonriendo.
-Amor, ¿qué estás ciega?-recorrí el espacio que nos separaba.
-Esta zona es reservada, ni me paré a pensar que habías
aparcado aquí. Pero claro, eres tú…-puso su mano en mi barbilla, haciendo un
poco de presión para levantar mi cabeza. Dio un pequeño beso en mi mejilla que
me erizó el pelo y luego se acercó a mi oído.
-Espero que eso sea bueno-susurró.
-¡Ali, un momento!-aún aturdida y con la sonrisa de
Styles grabada en mi mente me giré hacia Jack-este sábado voy con unos amigos a
un club ¿Quieres venir?-me preguntó.
-Por supuesto-contesté animada-pero ¿puedo llevar yo a un
par de amigos?
-Cuantos más mejor-me abrazó-nos vemos mañana-llevó su
mano a la frente y me hizo un saludo militar antes de darse la vuelta y
marchase.
-Por lo que veo el imán de idiotas todavía funciona-dijo
Styles con voz tensa. Le noté bastante pegado a mí y entonces di media vuelta.
Quedando cara a cara.
-Si no fuera así, tú no estarías aquí-me dio una sonrisa
torcida y con la cabeza señaló el casco que había sobre el asiente trasero. Era
negro, con dos flores plateadas pequeñas en el lado derecho-¿Y esto?-dije
cogiéndolo.
-Lo compré para ti ¿Te gusta?
-Es genial. Pero yo nunca te vi utilizando casco, y la
última vez que subí tampoco lo puse.
-Es que yo no utilizo casco, pero no te voy a volver a
dejar montar en una moto sin él, solo aquella vez porque había prisa. Pero,
Allison-contuve la respiración al escuchar mi nombre salir de sus labios-si te
pasara algo por mi culpa…-negó con la cabeza y después cogió el casco y me lo
puso-sube.
Cuando él se colocó delante me volví a aferrar a su
barriga y apoyé lo que sería la frente del casco en su espalda. Le escuché
reírse ligeramente antes de que el rugido del motor sonara por encima de su
carcajada. Me pasé todo el camino hasta el apartamento pensando en lo que había
dicho. Se preocupaba por mí, eso era adorable. ¡Espera! No podía acabar de
pensar que Styles era adorable. No, no y no.
Cerré los ojos y la moto paró, pero no se apagó el motor
por lo que deduje que estábamos en un semáforo. De repente sentí una mano sobre
la mía y poco a poco sus dedos se fueron entrelazaron con los míos, pero una
frase entró en mi mente. “Si te tengo que
enamorar para que estés en mi cama una noche, lo voy a hacer.” Me negaba a ser una más, para él o para
cualquiera. Aparté mi mano, colocándola justo encima de la suya, y poco después
sentí como nos volvimos a poner en marcha. Como la primera vez perdí la noción
del tiempo, la sensación de adrenalina y libertad que me proporcionaba estar
subida en una moto me llevaba a otro sitio, a uno del que no quería volver.
-Amor, ya hemos llegado, puedes soltarme-dijo con cierto
tono de humor en la voz.
Hice lo que había dicho y quité de su barriga mis manos,
llevándolas al casco y sacándomelo. Sacudí mi pelo, intentando que no pareciera
muy despeinado. Sin embargo, imaginé que no sería así.
-Eso fue sexy-gruñó. Puse los ojos en blanco, reprimiendo
la sonrisa que quería aparecer en mis labios, y me bajé de la moto.
-Toma-le tendí el casco.
-Es tuyo, no me lo des.
-No puedo aceptar esto.
-Claro que puedes. Qué parte de “lo compré para ti” no
entiendes. Es tuyo-repitió.
-Es que….
-Calla y acepta mi regalo-resoplé y empecé a caminar
hacia mi portal, con el casco debajo de mi brazo. Di media vuelta.
-¿Piensas quedarte ahí todo el día?-alcé las cejas y
retomé el camino cuando vi como se bajó de la moto.
Abrí la puerta de portal y esperé unos segundos a que
Styles entrara. Empezamos a subir las escaleras en silencio cuando una duda me
invadió.
-¿Me dirás algún día cómo conseguiste la información que
sabes sobre mí?-él me miró y se paró, quedando a un escalón por debajo de mi.
-Algún día-aceptó.
***
-Así que esta es tu sala de baile-dijo girando sobre sí
mismo.
-Exacto.
-Me gusta, me hace sentir cómodo.
Me sorprendió oír salir esas palabras de él, pero sonreí
sin que lo viera. Se acercó a la esquina donde se encontraban mis zapatillas
rosas, las que solo utilizaba en esa sala.
-Están muy gastadas.
-Lo sé-bajé la cabeza, recordando la primera vez que las
vi y sobre todo que pies las llevaban puestas-eran de mi madre-murmuré, con
lágrimas en mis ojos.
Harry se debió dar cuenta de mi voz rota, pues me vi
envuelta en un abrazo protector.
-Yo…
-No digas nada. Algún día te contaré la historia.
-¿He escuchado bien? ¿Has empezado a confiar en mí?-me
cogió por los hombros y se separó, mirándome fijamente a los ojos, como
intentado saber si hablaba en serio.
-Creo que me lo he pensado mejor-se rió como un niño
pequeño y me volvió a parecer adorable. ¡Mierda! No quería pensar eso. Decidí
cambiar de tema rápidamente-¿Seguro que no quieres comer nada?-qué ingeniosa, Allison. Él resopló.
-Ya te dije, mientras tú estabas cenado, que no. Venga,
vamos a bailar.
Puso las zapatillas donde antes se encontraban y luego se
fijó en mis pies que ya estaban de puntillas, no justo sobre los dedos porque
eso sin el calzado adecuado, que él había apartado, no podía hacerlo.
-Amor, baja los pies-frunciendo el ceño hice lo que me
pedía-¿Sabes bailar contemporáneo?-asentí, había dado también clases de eso y
muchas veces lo bailaba en casa, la verdad era que me encantaba-pues ya tenemos
la mitad del trabajo hecho. Mira-se sentó en el suelo y me hizo una señal para
que hiciera lo mismo-el baile se basa en sentir cada movimiento, no tienen que
ser forzados. Con ellos tienes que transmitir tus sentimientos a las personas
que te ven. Si quieres que piensen que eres frágil, los movimientos tienen que
ser lentos y suspendidos. Que por el contrario quieres parecer fuerte, lo consigues
con movimientos marcados.
Me asombró lo mucho que él sabía, o aparentaba saber.
-¿Cómo…?
-Trabajo en Pinneapple,
amor.
Vale, este chico sabía de lo que hablaba.
-¿Qué enseñas?-me interesé.
-Fundamentalmente Break.
-¿Y entonces que sabes de contemporáneo?
-Más de lo que te piensas.
El misterio que le envolvía me cautivaba. Se abría a mí
en algunos aspectos, pero otros era como si ni siquiera me dejara mirar por el hueco
de una puerta medio abierta. Esperaba que aquello solo fuera temporal, algo en
mi interior quería saber más del chico con el pelo rizado.
Se levantó y me tendió la mano. Como si yo fuera una
pluma me levantó, pero eso supuso que con por el impulso su cara quedara cerca,
muy cerca de la mía. Notaba su respiración chocar con mi piel, y su mirada fija
en la mía. Su mano en mi muñeca, fue bajando hasta poder coger la mía y esta
vez fui yo la que enredó sus dedos y los míos. Sonrió, sus hoyuelos
apareciendo.
Algo dentro de mi cabeza se encendió, como un interruptor
que hacía “click”
-Styles-susurré, soltando su mano-será mejor que
empecemos.
-Claro… -dijo mientras se separaba de mí.
Sacudió su cabeza y sus rizos cayeron rebeldes por su
frente. Se quitó la sudadera verde que llevaba, dejando al descubierto una
camiseta negra que marcaba sus trabajados músculos.
-Pues tú dirás, señor Styles-me miró mal y tomó aire,
como si estuviera pidiendo paciencia, lo que hizo que me echara a reír
escandalosamente.
-Me lo vas a poner difícil, ¿verdad?
No sé si esa frase contenía un doble sentido, pero yo lo
saqué.
-Sí.
Le vi caminar hasta el estéreo de la sala y encenderlo. Las
notas de piano de Skinny Love
invadieron la sala.
-Deja que te guie-asentí, cautivada por lo ronca y lenta
que su voz se había vuelto y que con la mezcla de la música te transportaba a
otro lugar-cierra los ojos-lo hice y poco después le sentí en frente de mi. Su
mano se apoyó en mi cuello-inclínate hacia atrás, despacio-su otra mano viajó
de nuevo a la mía, y cuando ya tenía el cuerpo echado hacia atrás, con un suave
tirón me hizo volver hacia arriba. Giré, pero yo no dejaba de notar su cuerpo
junto al mío-ahora, confía en mí-lo haría, solo esa vez confiaría en él-junta
las piernas-luego noté como sus brazos pasaban por detrás de mis rodillas y me
daban una vuelta en el aire.
Mi corazón se paró durante ese corto periodo de tiempo. Jamás
había hecho algo parecido, y menos con los ojos cerrados. Abrí los ojos y me vi
justo en frente del espejo. Él estaba detrás de mí con sus manos en mi cintura.
Sus rizos en mi mejilla. Sus labios en mi oído.
-No lo haces nada mal.
-Otra vez-le vi sonreír y se separó-está vez con los ojos
abiertos.
-Como quieras.
Lo repetimos, algo más rápido, de tal manera que se
acompasara con la música. Nos pasamos media hora bailando. Con pasos nuevos
Harry me obligaba a cerrar los ojos, con la excusa de que así me dejaría llevar
mejor. No sé si eso era cierto, pero aseguro que si se sentía de otra manera.
-¿Te puedo preguntar algo?-me dijo sentando en el suelo
de la sala, al igual que yo.
-Claro.
-¿Qué problema tienen contigo si lo haces casi perfecto?
-Dicen que soy muy tensa en mis movimientos-él frunció el
ceño, no parecía conforme con lo que había dicho, pero después se levantó muy
convencido, y sin darme tiempo a reaccionar, se echo encima de mí, haciendo que
mi espalda chocara con el suelo. Mi
respiración rápidamente se aceleró y puede comprobar como el verde de sus ojos
se fue tapando por su pupila-¿qué… qué haces Styles?-rió.
-Ahora sí estás tensa, no cuando bailas.
En ese mismo momento le odiaba por ponerme nerviosa. No
me gustaba la reacción que podía causar en mí cuando se lo proponía, y el
problema es que se lo proponía cada poco tiempo. No sé de donde saqué la fuerza
y el coraje, pero con mis dos manos le empujé hacía atrás por lo hombros,
haciendo que entonces fuera yo quien estuviera encima de él.ç
-¿Y ahora qué?-dije irónicamente, pero él se volvió
serio. Como odiaba esos cambios de humor.
Su dedo recorrió lentamente mi mejilla, mi cuello, mi
escote… Y cerré los ojos, dejando de pensar en otra cosa que no fuera en él.
-Sigues estando tensa, amor.
Me levanté rápidamente, bajo las pequeñas carcajadas de
Styles.
-Eres insoportable
-No te equivoques de palabra. Soy irresistible. Búscalo
en el diccionario, es mi clara descripción-me guiñó un ojo, al mismo tiempo que
el timbre del apartamento sonaba.
-Mira, estoy segura de que eso te sirvió con June, pero
yo no soy así-le lancé un beso y salí de la sala hacia la puerta. La abrí y una
Evelyn estresada entró al piso.
-Acabo de ver la moto de Styles abajo y pensé que
querrías saberlo. A lo mejor te está espiando o algo… y…
Claro, a Eve no le había contando nada. Me hice una nota
mental: no olvides mantener a Evelyn al corriente de tu vida.
-Había oído muchas cosas de mi ¿Pero espía? Eso es
nuevo-apareció por el pasillo.
-Pero tú…-le señaló-vosotros…-me apuntó a mí con el dedo índice
de su otra mano-¿qué está pasando aquí?
-Me está enseñando a bailar-creo que mis palabras lo
único que hicieron fue confundirla aún más.
-Y yo ya me tengo que ir. Por cierto no vuelvas a comparar
a June contigo, amor. Mañana voy a recogerte. No olvides el casco-besó mi
cabeza, un gesto que me dejo un poco descolocada y despeinó a Eve.
-Espera, no hace…-cerró la puerta-falta-terminé.
-Desembucha.
martes, 14 de mayo de 2013
Capítulo 7
Metí mi dedo pulgar en mi boca, y quité con la lengua la
gota de chocolate derretido que había en él. Quizás esto de ir por Picadilly con un helado, en pleno
noviembre, no fuera muy normal, pero me daba igual. Adoraba el helado, no
importaba la época del año que fuera.
-Entonces, a ver si lo entiendo. Te llevó a cenar, y fue
un perfecto caballero contigo, pero en el postre dijo los años que tenías y
cuando naciste, le dijiste que te llevara a casa y…-se paró y me miró
directamente a los ojos- ¿Y qué? ¿Se acabó? ¿Así? ¿Sin más?-me reí de su cara confusa.
-¿Qué más quieres Eve?
-Pues no sé: un beso, una buena despedida, un te echaré
de menos. Algo más.
Negué con la cabeza divertida, mientras tiraba la tarrina
de helado vacía en una de las papeleras que había por la calle.
-No, Eve, no hay nada más-ella bufó-de verdad que no sé qué
te esperabas. Esto no es un cuento de hadas. Lo más normal cuando te encuentras
a alguien que sabe todo de ti, es tener miedo y separarte de esa persona.
-Ya… pero no sé. En fin, tengo ensayos y tú también ¿Nos
vemos por la noche?-asentí sonriendo y, a modo de despedida, nos abrazamos.
Poco después Evelyn estaba corriendo hasta la estación de metro. La quería, la
quería mucho. Suspiré y di media vuelta.
Para mi ensayo aún quedaba hora y media, así que tenía
bastante tiempo para ir caminando tranquilamente. Saqué el móvil del bolso y
coloqué los cascos en mis orejas. Busqué por mi lista de reproducción, nada
concreto. Así que al final opté por lo que hacía siempre: aleatorio. Puse el volumen al máximo y Sparks Fly comenzó a sonar cuando le di
al botón de play. Cerré los ojos un
par de segundos, esa canción me encantaba. Era perfecta para cualquier estado
de ánimo.
Mi paso tranquilo por la calle daba a entender que no
tenía prisa ninguna. Sin embargo, si no apresuraba no llegaría a tiempo al
ensayo. Es cierto que quedaba algo más de una hora, pero el edificio de The Royal Ballet quedaba a más o menos
media hora caminando despacio, y la mochila cargada a mis hombros me hacía recordar
que también tenía que cambiarme. Seguí
mi camino, y aunque mi mente me decía “tienes que ir más rápido”, mis piernas
no hacían nada por apresurar mi paso.
Me reí sola, y no sabía porque, pero algo me hacía
gracia. A lo mejor era el hecho de que todo había vuelto a la normalidad, o
solo que era tonta y no lo sabía. Optaba por la segunda opción.
Cuando estaba en Leicester
Square alguien que venía detrás de mí, chocó accidentalmente conmigo. Por
suerte para mí, no caí al suelo.
-Vaya, lo siento mucho, yo…-se paró un segundo, el tiempo
que tarde en mirarle la cara- ¿Allison?
-Jack-sonreí, y me quité los cascos de los oídos.
-No sabía que vivías por aquí.
Eso era lo normal, no saber donde vivía, porque en ningún
momento se lo había dicho. Hice una mueca, que Jack no percibió, al darme
cuenta de la dirección que mis pensamientos habían tomado.
Volvimos a retomar el camino. No hacía falta preguntar a
dónde íbamos, pues los dos teníamos ensayos en el mismo sitio.
-Y no lo hago, pero estuve con una amiga dando una vuelta
y me quedaba cerca.
Hablamos durante el camino a nuestro destino.
Conociéndonos algo más, pues yo sabía muy poco de él, y viceversa.
Jack no era de aquí, sino de Dublín. Pero cuando cumplió
su mayoría de edad se mudó a Londres, solo, para poder ser bailarín
profesional, y la suerte estuvo de su parte, pues Grace le vio bailar y le
quiso para su compañía.
-Bueno, hemos llegado-dijo, cortando la conversación
sobre nuestros gustos de repente.
Alcé la cabeza, para encontrarme con el imponente
edificio blanco y suspiré.
-Así es.
Me acerqué a la puerta de cristal y la abrí, pasando los
dos al vestíbulo. Saludé a Kate, la recepcionista, como hacía desde que había
entrado a trabajar allí, y me fui quitando el abrigo marrón, mientras subía las
escaleras hacía los vestuarios con Jack a mi lado. Cuando llegamos y yo ya
tenía el pomo de la puerta en mis manos, la voz del rubio me detuvo de entrar
al pronunciar mi nombre.
-¿Qué pasa?-pregunté con el ceño fruncido.
-Quería decirte que hoy, cuando estés bailando-se acercó,
hasta casi tenerle completamente pegado a mí-relajes esta parte del cuerpo-con
su mano tocó suavemente el interior de mi muslo, e instantáneamente me tensé-no
te pongas nerviosa. Solo es un consejo-sonrió y se alejó, poniendo entre los
dos una distancia de seguridad. Me guiñó el ojo y le vi desaparecer por la
puerta del vestuario masculino. Vale, ¿qué acababa de pasar?
El vestuario estaba completamente vacío, me imaginé que
las chicas ya estarían cambiadas, lo que me hizo tener que ir aún más rápido.
Cuando acabé de ponerme unos leggins negros, una camiseta holgada amarilla y
mis zapatillas de ballet, salí de ahí a paso ligero. No iba a llegar tarde,
pero tampoco quería ser la última en entrar a la sala.
Estudio 4
Había llegado. Entré y, como siempre, toda la sala
dirigió sus ojos curiosos a la persona que acababa de abrir la puerta. Estaban
todos sentados en el suelo, pero la Sra. Watson aún no había llegado. Así que
hice lo mismo que los demás, me senté. Justo en el instante que la aguja más
larga del gran reloj redondo, colgado en la parte superior de una de las
cuatros paredes, llegó al doce, la puerta del estudio se abrió dejando a ver a
una Grace muy sonriente, demasiado diría yo.
-Viene muy contenta-susurró Jack a mi lado, y yo asentí
levemente. Ni siquiera me había dado cuenta de que le tenía junto a mí.
-Bueno, chicos, hoy tenemos muchas cosas que hacer-creo
que incluso el tono de su voz había cambiado. Seguía siendo un poco cortante,
pero no tanto como veces anteriores-Jack, Allison, venid aquí-fruncí el ceño y
fui dubitativa hasta posicionarme a su lado izquierdo, mientras que Jack se
puso en el derecho, dejando a la Sra. Watson en el medio. Nos puso una mano
sobre los hombros a los dos y nos miró, sin quitar esa sonrisa, que me estaba
empezando a poner nerviosa, de la cara-tengo una gran noticia. Es muy probable
que la reina, Isabel II, venga a ver nuestra obra.
Giré la cabeza hacia la izquierda, en un movimiento muy
brusco ¿La reina? ¿Qué? Eso significaba más presión aún. Tomé aire
profundamente un par de veces, con los ojos cerrados, y me mentalicé de que no
ocurría nada, que solo era la reina, y que todo iba a salir estupendamente
bien.
-Perfecto, ya podemos empezar.
Nos dio unas palmaditas suaves en la espalda y seguimos
donde lo habíamos dejado la semana pasada: el primer acto. Intenté hacer caso
del consejo que me había dado Jack, y la verdad era que mis movimientos ya no
eran tan rígidos, pero aún así no eran perfectos. Saber eso me frustraba.
Mucho.
A las siete nos dejaron libres, tal y como marcaban los
horarios, y cuando me dirigía a los vestuarios para poder cambiarme, Grace
pronunció mi nombre, lo que me hizo girarme para comprobar que quería.
-Tengo algo que decirte-comentó, mirándome seria. Cualquier
rastro de la adorable señora que había sido en los ensayos había desaparecido,
y temblé.
-Sí, claro. Dígame-me atreví a decir.
-No sé qué habrás hecho este fin de semana, pero has
mejorado-solté un inaudible suspiro y relajé mis hombros-aún así, has de saber
que te queda mucho camino, y que si dentro de poco no veo esos cambios tendré
que dar tu papel a otra persona. No nos podemos permitir ningún fallo. Tienes
que aprender a relajarte cuando bailas, Allison-asentí apretando mis labios en
una fina línea.
-Veré lo que puedo hacer.
-Eso no me sirve, quiero cambios y los quiero ya-dicho
eso, dio media vuelta y se fue alejando, haciendo ruido con sus altos tacones
en el suelo del pasillo. Dejé escapar el aire que tenía contenido cuando
desapareció por la esquina.
Estaba claro que relajar el muslo no era suficiente,
tenía que hacer algo si quería conservar mi puesto en esa compañía, y desde
luego eso era lo que quería. De camino a los vestuarios para poder cambiarme mi
mente estuvo estudiando las posibilidades que tenía. Ninguna se me ocurría.
Quizás Eve me podía enseñar cómo ser más suelta, pero la única vez que probamos
algo parecido fue un completo desastre. Bufé.
Una vez cambiada, salí del edificio sin ninguna solución.
-¡Ali, espera!-de mala gana me paré. Lo único que quería
era volver a casa y darme un baño de agua caliente.
-¿Qué pasa, Jack?
-Baja esos humos, pequeña-me dio un ligero toque en la
nariz con su dedo y me hizo arrugarla y soltar una diminuta sonrisa-así estás
más guapa-negué con la cabeza.
-¿Querías algo?-pregunté sin dejar de sonreír, lo que
parecía hacerle gracia a él.
-Sí, me gustaría saber si te apetecería…-antes de que
pudiera acabar de hablar me distrajo una voz detrás de mí.
-Amor-me giré bruscamente para encontrarme, a unos metros
de mí, a una pareja unos cinco años mayor que yo, hablando entre ellos
alegremente.
Tenía la solución al problema.
¡La tenía!
-¿Ali, estás ahí?-volví a girarme para verle.
-Sí, lo siento, tengo prisa.
-¿Eso es un sí?-entrecerré los ojos mientras ladeaba la
cabeza-Si te gustaría comer mañana conmigo antes del ensayo, yo invito.
-Claro.
-Pues a la una en Harrods-asentí
y rápidamente me despedí para irme a la estación de metro más cercana.
Tenía una ligera idea de adonde tenía que ir, pero solo era una corazonada. Era el único lugar donde podía encontrarle, sino estaba allí toda oportunidad de quedarme en The Royal Ballet desaparecería.
Tenía una ligera idea de adonde tenía que ir, pero solo era una corazonada. Era el único lugar donde podía encontrarle, sino estaba allí toda oportunidad de quedarme en The Royal Ballet desaparecería.
Por el camino le mande un WhatsApp a Eve para decirle que
llegaría tarde a casa, que no se preocupara. Me la conocía como la palma de mi
mano, y si no avisaba se pondría histérica. Aunque no viviéramos en el mismo
apartamento siempre, o casi siempre, cenábamos juntas.
Miré Internet para ver la línea me llevaría hasta el
destino que quería, por suerte era una de las que pasaba cada poco tiempo.
Cuando llegué a la estación me compré una bolsa de golosinas a todas prisa.
Eran las siete menos cuarto, tenía hambre.
Tuve que correr unos metros para no perder el tren, pues
ya estaba en la vía cuando a mi me quedaban unos cuantos metros para llegar. Me
senté un sitio libre y me fui comiendo poco a poco las gominolas, la mayoría
eran corazones y pulpitos, desde que había descubiertos estos últimos era una
completa adicta a ellos.
Media hora después bajé del tren y recé para que mi
corazonada fuera cierta. Tal y como había buscado en Google el tren me había dejado a una sola calle de la plaza de las
batallas. Con el pulso acelerado caminé hacia ella.
Me quedé quieta en una de las entradas y observé el gran
círculo rodeado de bares. La última y única vez que estuve aquí, era de noche y
no pude apreciar cómo era. Pero el suelo estaba hecho de piedra en diferentes
colores de marrón, no había ningún banco y no era nada acogedor. Ese lugar
parecería desértico si no fuera por una chica pelirroja, de pelo largo y
rizado, que se encontraba allí con su móvil, me pregunté qué hacía sola ahí.
Suspiré, no quería preguntar pero la única forma de
encontrarle, y todo el mundo le conocía, por lo menos eso era lo que parecía,
así que era mi oportunidad.
-Perdona-dije cuando estuve a su lado, tocando su hombro
izquierdo con una de mis manos.
-¿Si?-hice una mueca ante su cara de fastidio y su tono
borde, pero un segundo después me di cuenta de esa voz me sonaba, me sonaba
mucho ¡Claro! Estaba hablando con la chica que anunciaba por el megáfono las
batallas. Por fin le ponía cara.
-Quería preguntarte si sabías donde está Harry, Harry
Styles-ella rió.
-Vuelve a tu casa, niña pija.
Genial, pensé. Me tocaba la “dura” del grupo.
-Te he hecho una pregunta-repliqué.
-Joder, que pesada… Un momento-entrecerró los ojos y me
miró como si yo fuera un bicho raro-tú eres la que le pego una ostia ¿Verdad?-abrí
los ojos y pestañeé sorprendida, después asentí-eres mi ídolo.
-¿Cómo?
-Ya era hora de que alguien le pusiera las cosas
claras-se encogió de hombros y después sonrió, dejando a la vista unos
perfectos dientes blancos-no suelo dar esta información, pero ¿ves aquel
bar?-señaló uno en el que encima había un cartel verde, en grandes letras
blancas se leía “Morgans”-está ahí.
Un soplo de esperanza me invadió.
-Gracias-dije antes de ir caminando, casi corriendo,
hasta el bar.
En la puerta los nervios salieron a florecer, y cuando mi
mano entro en contacto con la superficie fría de ella, casi exploto. Todavía
podía dar la vuelta. Al fin y al cabo yo había sido la que había querido que
desapareciera de mi vida, pero necesitaba su ayuda. Por mucho que odiara
admitirlo: le necesitaba.
Cogí aire y sin pensarlo más empujé la puerta.
El bar en cuestión, era un tugurio. Apenas había luz,
aunque fuera ya era de noche. Las paredes estaban pintadas en un color oscuro,
verde creo, que solo hacía que el bar pareciera aún más oscuro. La barra
parecía hecha de roble, con varios taburetes altos delante de ella. También
había unas cuantas mesas esparcidas sin ningún tipo de orden. Se escuchaba
música, pero eran tan baja que no pude reconocer la canción, aunque pienso que
aunque la escuchara tampoco sabría cual era. Había unos cuatro hombres y tres
mujeres, a primera vista. Observé atentamente el lugar buscando a Styles. En
menos de un segundo divisé una cabeza rizosa en el extremo izquierdo de la
barra, y me dirigí a paso firme hasta ella, obviando los ojos curiosos de las
personas que se encontraban allí.
-Styles.
Él se giró, dejándome ver una copa con un líquido
transparente, que seguro que no era agua, en su mano derecha y una chica rubia
tras él. Me miró confundido, y yo intenté estar lo más seria posible.
-¿Amor?
No entendía por qué me alegraba que utilizara el
apelativo y no mi nombre, pero lo hacía y me hizo sonreír.
-Necesito tu ayuda.
-¿En qué lio te has metido?-eso me hizo ensanchar todavía
más mi sonrisa.
-Oye, que te necesite no significa que sea porque estoy
metida en un lio.
-Que bien suena eso. Me necesitas-alcé una ceja y mordí
mi labio inferior
-No la cagues-se levantó del asiento y tuve que alzar la
cabeza para no poder el contacto con sus ojos esmeralda. Me hizo un movimiento
de cabeza hacia la salida y por un momento pensé que me estaba echando, hasta
que pasó su brazo por mi hombro.
-Styles-escuché decir por detrás, y él se giró, lo que
hizo que yo también, porque no soltó mi hombro-¿Te vas con ella?-preguntó, y
pude notar cierto asco hacia a mí.
-Sí, ¿pasa algo?
-Pensé que… No sé, lo de ayer…
-Ayer fue ayer, June. Hoy es hoy.
La rubia me miró, estaba claro que estaba enfadada, y eso
me hizo acercarme más al cuerpo de Harry, y él me apretó contra él. Cuando la
tal June pasó por mi lado chocó su hombro con el mío, moviéndome hacia atrás,
pero Styles consiguió mantenerme en equilibrio.
-Vaya, amor, estás metida en problemas-le miré incrédula,
pero él solo tenía esa sonrisa tan característica suya.
Salimos fuera, y todavía no había quitado su brazo de mi
hombro, pero cuando el frio de la noche Londinense nos azotó lo quité.
-Ya decía yo que estaba durando mucho-reí-cuéntame ¿Qué
pasa?
-Me tienes que enseñar a bailar.
-Amor, siento decirte esto pero… ya sabes bailar-le pegué
un pequeño golpe en el hombro.
-No seas tonto, tengo que aprender a no ser tan rígida en
mis movimientos.
Él parecía divertido cuando le dije eso, y sus dos
hoyuelos se formaron en sus mejillas cuando profundizo la sonrisa.
-¿Y estás dispuesta a que yo, alguien en quien no
confías, sea tu profesor?
No lo sabía ¿Lo estaba? ¿Me quedaba otra opción?
Caminamos en silencio, mientras yo meditaba la respuesta en mi cabeza. Había
ido hasta allí, eso significaba algo ¿no? Me di cuenta de que tenía su moto
negra en frente de mí, como olvidarla. Me senté en el asiento de atrás y miré a
Styles, quien me observaba detenidamente. Nuestros ojos se cruzaron.
Sonreí.
Ya sabía la respuesta.
-Todo puede cambiar.
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